Galería de fotografías del concierto de Amaral en el Movistar Arena en Madrid.
Cronica:
AMARAL
Palacio de los Deportes. Sábado 19 Julio 2025
Hasta el infinito y más allá
Amaral protagonizaron un afinadísimo y delicioso espectáculo, que encandiló a propios y
extraños en el Movistar Arena de Madrid, una mágica velada donde se dieron cita el
mejor pop con la mejor canción de autor, afilando el cuchillo en un aquelarre muy lírico
que tardaremos bastante en olvidar…
Eva Amaral y Juan Aguirre son un valor al alza en una escena estatal que no pasa por sus
mejores momentos en cuanto a finura y calidad se refiere… Si bien parecía que habían tocado
techo con su formidable doble álbum “Gato Negro, Dragón Rojo”(2008) y aquella rutilante
gira que siguió después, registrada para la posteridad en el insuperable doble directo “La barrera
del sonido”, ahora parece que vuelven a despegar hacia las estrellas, hacia el infinito y más allá
con su nuevo e inspirado álbum “La Dolce Vita”. Un trabajo que canta a la belleza y dulzura de
vivir, sin olvidar el lado oscuro de la existencia humana como en la amarga “Podría haber sido
yo”, donde recuerdan el trágico final que tuvo el cantautor Victor Jara a manos de la criminal
dictadura del siniestro Augusto Pinochet. Secuestrado, torturado y asesinado, le dedicaron el
ecuador de su concierto, donde sonó desnuda, en blanco y negro en las pantallas del recinto, “Te
recuerdo Amanda”, icónico himno donde los haya.
Recapitulemos. Tras el éxito arrebatador y aquellos fastos que siguieron a la ruptura de “La
Barrera del Sonido”, decidieron emprender el camino de la templanza, autoeditarse y sumergirse
de este modo en el mundo ‘independiente’ con obras de estupenda factura como “Hacia lo
Salvaje”(2011) y “Nocturnal”(2015), pero alejados de la comercialidad a quemarropa que les
había encumbrado unos años antes. El primero con una gira más despojada y el segundo con un
tour más elaborado que dio lugar al directo “Superluna. Directo desde el Planeta
Tierra”(2018). Mucho ha llovido desde sus inicios tocando en bares y pequeños locales.
“Hay un largo camino a lo más alto, si lo que quieres es rocanrolear” profetizaron Bon
Scott y compañía. Amaral se han convertido por derecho propio en un clásico de nuestra
escena, una banda atemporal que pone toda la carne en el asador en cuanto a recursos
musicales y escenográficos. Ahora vuelven a rozar la completa excelencia en otra
fabulosa gira que combina la finura y grandilocuencia necesarias para llevarse de calle
al personal.
Rodeados en la actualidad por una súper banda compuesta por músicos de la talla de
Sergio Valdehita (teclados y coros) y Alex Moreno (batería), situados ambos en
sendas plataformas elevadas, con Ricardo Esteban al bajo, más las versátiles (y multi-
instrumentistas) Miriam Moreno (coros, flauta, saxo y percusión) y Laura Sorribas
(percusión y coros, violonchelo y pequeños arreglos de teclado), fueron desgranando un
ramillete de grandes composiciones, empezando por la icónica “Dolce Vita”, con Eva
Amaral embutida en una capa de hechicera, antes de surcar los cielos en “Eso que te
vuela la cabeza”. A continuación, certeras declaraciones de intenciones en “Tal como
soy”, “Toda la noche en la calle” y “Rompehielos”, un tema muy especial, una especie
de auto-retrato vital de la artista zaragozana.
“Mares igual que tú / Ruido” y “Tardes” (interpretada por Juan Aguirre en acústico)
fueron la calma que antecede a la tormenta, “En el centro de un tornado”, recordando la
dura existencia de su progenitor en la jodida posguerra, antes de lanzarse en plan
“Kamikaze” a comerse la noche a bocados. “Moriría por vos / Días de verano” dieron
paso a la novelesca “Viernes Santo”, justo antes que aparezca Víctor Jara en las
pantallas y el fuego de la memoria, “Te recuerdo Amanda”, ilumine las emociones a flor
de piel, y prenda en el corazón de los asistentes, seguida de la desgarradora “Podría
haber sido yo”, añadiendo dos hit-singles: “Resurrección” (en versión resumida) y
“Como hablar” para ir hilvanando un trasiego que en la última parte tendría nuevos
cénits emotivos: “Sin ti no soy nada”, “Hacia lo salvaje” o “Revolución”, intercaladas
por algunas rolas más intimistas de su nuevo plástico como “Los demonios del fuego” o
“La unidad del dolor”, donde espantar sus propios fantasmas. “Hasta que la música se
acabe”.
Dulce final con “Pájaros”, “Marta, Sebas, Guille y los demás”, “El universo sobre mi” y
“Ahí estas”, no sin antes acordarse de todas las víctimas de la violencia machista
invitándolas a “Salir corriendo”. Al final, lo importante son las canciones y en este
capítulo Eva y Juan van sobrados al respecto. El pasado sábado echamos a faltar perlas
del calibre de “No soy como tú”, “Riazor”, “Antártida”, “Tarde de domingo rara”, “El
artista del alambre” o “El blues de la generación perdida” que por su temática acerba
hubieran tenido una aterciopelada acogida en esta “Dolce vita”, dulce y amarga, ácida y
angustiosa que disfrutamos actualmente. Como la misma Eva expresó: “Porque nos
conduce a esa Dolce Vita de la que hablamos en el disco. Para disfrutar de la belleza,
para sentirnos parte de ella y mirar esa montaña eterna… Pero que también habla de
la cara oscura. De la crueldad que habita en la naturaleza, y también en algunos seres
humanos. Como los que nos arrebataron a Víctor Jara. Como los que hoy siguen
arrebatando vidas inocentes en Gaza…”. Amén
Texto: Fran Llorente
Fotógrafo: César Lorenzo