La noche del sábado 20 de enero quedará grabada en la memoria de los asistentes a la Sala Moby Dick, un recinto que vibró al ritmo de la música y la energía desbordante del grupo Ekko. Desde las 19:30, las puertas se abrieron para recibir a los fanáticos que aguardaban ansiosos el inicio de un concierto que prometía ser inolvidable. La sala se convirtió en el epicentro de la rebeldía y la autenticidad el pasado sábado 20 de enero, cuando dos fuerzas del rock, Ekko y La Desbandada, se apoderaron del escenario y conquistaron los corazones de los asistentes en una noche que quedará grabada en la memoria de los amantes del buen rocanrol.

A las 20:00 mas o menos, el telón de la velada lo abrieron Ekko cuando las luces se apagaron y el escenario se iluminó con la presencia de Ekko, quienes arrancaron la velada con la fuerza arrolladora de «Cocktel Molotov». La sala se llenó de la potente combinación de guitarras, bajo y batería, mientras el público enloquecía con la intensidad de la actuación.

La banda no dudó en llevar a sus seguidores por un viaje musical que abarcó algunos de sus éxitos más emblemáticos. «Los Elegidos» y «Ramajes» hicieron que la sala temblara con cada acorde. La conexión entre los músicos y el público era palpable, generando una sinergia única que elevaba la experiencia a niveles insospechados.

Sin embargo, el punto álgido de la noche llegó con «Resurgir». La interpretación de «Atalaya» provocó una explosión de emociones, sumergiendo a todos en un éxtasis colectivo. La formación de Vic (Barcelona), demostró una seguridad y apoteosis que destacaban, convirtiendo este concierto en uno de los momentos cumbres de la gira «Sin Voces Tour».

El cierre no pudo ser más épico. Ekko despidió la noche con «Luna de Octubre», dejando al público con un sabor agridulce de deseo de más. Pero la sorpresa no había terminado, ya que sobre el escenario aparecieron dos invitados de lujo que añadieron un toque especial al espectáculo.

Keki, el virtuoso guitarrista de Txema Benítez, entre otros, se unió al escenario, demostrando que con los años su talento mejora como el buen vino. La potencia y el talante de Keki resonaron en cada rincón de la sala, elevando la experiencia musical a nuevas alturas.

Pero la sorpresa no terminó ahí. Balta, el otro invitado, fundió su voz con la de Mark, llevando la intensidad del concierto a su punto culminante. La gente, que ya cantaba con fervor, terminó por dejarse la voz en un coro apoteósico que resonará en la memoria de todos los presentes.

En definitiva, la noche del 20 de enero en la Sala Moby Dick fue más que un concierto; fue una experiencia sensorial, un encuentro de emociones que selló la Sin Voces Tour de Ekko como una de las giras más destacadas del año.

Fotógrafo: Juan Carlos García Jiménez

Redactora: Caperucita Rock